Autoconsumo e independencia olvidados.
Aunque parezca mentira, todavía resisten en España pequeñas compañías eléctricas independientes, que nacieron en su momento para dar electricidad a pequeñas ciudades o pueblos, pero que al llegar la globalización, resistieron los intentos de compra, y permanecen funcionando independientemente.
Esto me hace recordar el pequeño molino ubicado junto al río del pueblo de mi padre. En un pequeño pueblo, ahora medio abandonado de Soria, con los pocos fondos que tenían, instalaron una pequeña turbina en el río, junto al viejo molino de harina, allá por los comienzos del siglo XX. La luz que aportaba era escasa: dos bombillas por vecino (pero sólo podían conectar una cada vez: o la del salón o la de la cocina) y alguna para las calles. El viejo molinero se encargaba de su funcionamiento y mantenimiento, ahh, y de vigilar que nadie se pasara de listo, ya que el sistema se caía en caso de que a alguien se le ocurriera poner más bombillas de las debidas.
Con el tiempo, la pequeña turbina hidroeléctrica se sustituyó por un pequeño grupo electrógeno. Más tarde, el sistema cayó en el olvido, ya que una gran línea la conectó con el resto de la comarca, pasando así a depender para siempre de una gran empresa, la cual exige sus pagos mes a mes.
Yo me pregunto, ¿hoy podríamos volver a disfrutar de aquella independencia? Nos hemos acostumbrado a tener cientos de equipos eléctricos en casa y luces de sobra en cualquier habitación, pero gracias al desarrollo de la tecnología, hoy vuelve a ser posible autoproducirse toda la electricidad, sumando minihidráulica, eólica y fotovoltaica, con algunas baterías.
Algún día me gustaría volver a vivir este tipo de independencia en aquel pueblo, y verlo resurgir con nueva alegría del olvido de la gente.
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